Heridas que vienen de lejos: comprender la violencia estructural contra las mujeres en la comunidad latina
- Agustina DB
- Aug 27
- 4 min read
Cuando hablamos de violencia contra las mujeres solemos pensar en situaciones individuales: una pareja controladora, una familia que no escucha, un comentario que humilla. Pero la verdad es que esas escenas cotidianas tienen raíces mucho más profundas. No surgen de la nada, sino que están sostenidas por un entramado histórico y social que ha normalizado durante siglos el control sobre las mujeres.

Un legado histórico difícil de romper
En la historia de muchos de nuestros países latinoamericanos, la colonización, las guerras, las dictaduras y los sistemas patriarcales dejaron una marca duradera: una visión de las mujeres como ciudadanas de segunda categoría, responsables del hogar y del cuidado, pero con poca (o nula) voz en la toma de decisiones. Aunque los tiempos han cambiado, esa huella sigue presente en nuestras costumbres, en el lenguaje y hasta en la manera en que se espera que las mujeres “aguanten” ciertas cosas.
Aunque hoy se han conquistado importantes derechos, los vestigios de esa visión siguen presentes en expresiones culturales, refranes populares y hasta en leyes que tardaron demasiado en reconocer la violencia de género como un problema social.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2023), en la región al menos 1 de cada 3 mujeres ha experimentado violencia física o sexual a lo largo de su vida, y cada día se registran en promedio 12 feminicidios. Estas cifras reflejan que no se trata de casos aislados, sino de un patrón que atraviesa fronteras.
Violencia estructural: más allá de lo visible
La violencia estructural no siempre se ve a simple vista. Está en los salarios más bajos para las mujeres, en el acceso limitado a puestos de poder, en la falta de políticas que reconozcan el trabajo de cuidado no remunerado, y en sistemas de justicia que muchas veces desestiman las denuncias de violencia.
En la comunidad latina migrante en Canadá, estas desigualdades se mezclan con nuevos desafíos: el idioma, el racismo, la precariedad laboral y la soledad - por nombrar algunos. Esto crea una doble vulnerabilidad que muchas veces impide a las mujeres salir de relaciones violentas o encontrar apoyo adecuado.
Machismo y Marianismo: dos caras de la misma moneda
Dentro de la cultura latina, existen dos construcciones sociales que han marcado profundamente las relaciones de género:
Machismo: se refiere a la idea de superioridad masculina, donde el hombre se asocia con el poder, la fuerza, la autoridad y el control. Este modelo valida la dominación sobre las mujeres, normaliza la infidelidad masculina y refuerza la violencia como forma de “corregir” o “poner límites”.
Marianismo: es la contracara, donde la mujer es vista como sumisa, sacrificada, pura y destinada a servir. Inspirada en la figura de la Virgen María, esta visión cultural coloca a las mujeres en un pedestal de virtudes, pero a costa de negarles derechos, deseos y autonomía.
El problema es que ambas construcciones –aunque parezcan opuestas– sostienen la desigualdad: el machismo legitima el poder del hombre, y el marianismo refuerza el deber de la mujer de aguantar, perdonar y callar.
Por qué es clave entender este contexto
Hablar de violencia estructural nos permite ampliar la mirada: no se trata solo de la relación de una pareja o de la decisión individual de una mujer, sino de un sistema entero que limita las opciones y refuerza la desigualdad. Comprender este marco es fundamental para:
Evitar culpabilizar a las víctimas (“¿por qué no se fue antes?”) y reconocer los múltiples factores que atan a las mujeres a la violencia.
Exigir cambios sociales y políticos, como políticas públicas inclusivas, servicios accesibles y programas de prevención culturalmente adaptados.
Fortalecer la conciencia comunitaria, entendiendo que la transformación no depende solo de las mujeres, sino de toda la sociedad.
Resistencia y esperanza: lo que hemos construido
A lo largo de la historia, las mujeres latinoamericanas no solo han sido víctimas, sino también protagonistas de resistencia y cambio. Desde los movimientos por el derecho al voto, hasta las luchas feministas actuales contra el feminicidio, las mujeres han tejido redes de solidaridad y transformación.
En Canadá, las organizaciones comunitarias latinas han creado espacios seguros para mujeres inmigrantes, talleres de autocuidado, programas de prevención y grupos de apoyo. Estos esfuerzos buscan romper el silencio, brindar herramientas concretas y reconstruir relaciones libres de violencia.
Conclusión: un cambio que empieza con reconocer la historia
La violencia contra las mujeres en la comunidad latina no puede entenderse sin mirar atrás: sin reconocer el peso del machismo, del marianismo y de las estructuras históricas que nos han enseñado a aceptar desigualdades como si fueran naturales.
Nombrar este contexto no es solo un ejercicio académico: es un paso esencial para cambiarlo. Solo al reconocer que la violencia tiene raíces estructurales podemos trabajar juntas y juntos en arrancarlas de raíz, abriendo paso a un futuro donde las mujeres latinas vivan con dignidad, libertad y respeto.
Family Service Toronto (FST) ofrece Programas de asesoramiento y apoyo familiar. El Programa de Apoyo a la Vivienda y Transición ayuda a las mujeres que han decidido salir de una relación abusiva con referencias (referrals): asistencia en vivienda, y apoyo para solicitudes financieras y legales.
Teléfono: 416-595-9618 - www.familyservicetoronto.org
355 Church St. I West-end: 128A Sterling Road. I Scarborough 1527 Victoria Park Ave.
Barbra Schlifer Commemorative Clinic: 416-323-9149 (soporte legal, de consejería y de interpretación para mujeres que experimentan violencia)
Asistencia legal gratuita o a bajo costo: Existen servicios de asesoría legal que ayudan a las mujeres a entender sus derechos, cómo solicitar órdenes de protección, custodia de hijos y otros recursos legales sin costo elevado.
Legal Aid Ontario: 1-800-668-8258 (Apoyo legal gratuito o de bajo costo para personas elegibles)

